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Pesticidas propuestos para ser reemplazados por hormigas

Pesticidas propuestos para ser reemplazados por hormigas

Los agentes químicos para el control de plagas, es decir, varios pesticidas, son un problema grave para el medio ambiente y la salud pública. Por lo tanto, los científicos están tratando de reemplazarlos con métodos biológicos de lucha; en el nuevo artículo, las hormigas se consideran como tales.

Los problemas ambientales asociados con los cultivos en crecimiento estimulan la búsqueda de nuevas tecnologías agrícolas, a veces bastante exóticas. El problema de las plagas de campo, es decir, insectos y otros animales que destruyen cultivos y cultivos, sigue siendo importante.

Para combatir a los huéspedes no invitados, se utilizan pesticidas, compuestos químicos que no siempre son selectivos y pueden dañar a otros animales y al ecosistema en su conjunto. Además, los pesticidas ingresan al cuerpo humano con el agua y los alimentos, lo que se asocia con un riesgo considerable para la salud. Además, con el tiempo, dichas sustancias pierden su eficacia debido a la adaptación de las plagas a ellas.

Todas estas deficiencias están privadas de métodos biológicos de control de plagas, por ejemplo, el uso de insectos, sus enemigos naturales. Científicos de Brasil, Estados Unidos y España publicaron un metaanálisis, es decir, resumieron los resultados de muchos estudios sobre el uso de las hormigas como tales. Estos son insectos sociales comunes que llevan una vida de depredadores no especializados. Entre la enorme cantidad de artículos disponibles en las bases de datos, los autores eligieron 52, que tratan sobre 17 cultivos diferentes y diversas tecnologías para su cultivo.

Es interesante notar que el uso de hormigas como “pesticidas vivos” tiene una rica historia. En China, estos insectos se utilizaron para proteger los cultivos de cítricos hace siglos. Más tarde, se utilizaron varias hormigas en campos y bosques en diferentes partes del mundo; toda esta experiencia se resume en una nueva publicación.

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Las hormigas son vistas como una herramienta de control, proveedores de servicios ecosistémicos y una fuente de problemas que pueden surgir en el proceso de aplicación de esta tecnología agrícola inusual. Se evaluaron el rendimiento y el daño a los cultivos, y los factores adicionales incluyeron el número de plagas, sus enemigos naturales, el área de cultivo, el sistema de rotación de cultivos y el tiempo de cultivo del sitio.

Con base en estos datos, se concluyó que las hormigas hacen frente con éxito a los insectos dañinos que no excretan melaza (como los áfidos y las cochinillas harinosas). Con los pulgones en sí, todo es tan simple: las hormigas a menudo contienen y crían estas criaturas que están inactivas y chupan el jugo de las plantas, tal como lo hace una persona con las vacas. El hecho es que los depredadores de seis patas lamen las secreciones de nutrientes que sobresalen en la superficie del cuerpo de los pulgones, y por eso los cuidan.

Resultó que las hormigas también reducen el número de otros insectos depredadores (principalmente indiscriminados hacia las presas), ya que compiten con ellas. Se esperaba que las consecuencias negativas de la cría de hormigas incluyeran un aumento en el número de pulgones y similares.

Un metanálisis llevó a la conclusión de que las hormigas son altamente efectivas para controlar insectos dañinos, a veces incluso superan a los pesticidas comerciales. Los cultivos amantes de la sombra resultaron ser los más óptimos para ellos, y los resultados más modestos se asocian con plantas que suelen estar habitadas por pulgones.

Los autores están convencidos de que se trata de una tecnología agrícola prometedora que contribuirá al desarrollo sostenible de la agricultura.

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